Giancarla Di Laura: ¡No puedo sentarme …!
Para ‘nosotros maestros’, el trasero es una de las primeras víctimas de la cuarentena. Y no hables de ojos y articulaciones. «
¿Y cómo cambió repentinamente la vida de todos nosotros, independientemente del campo de trabajo o el campo de trabajo? Todos sufrimos este confinamiento de alguna manera, jóvenes y mayores, sin importar el género, la edad o las condiciones sociales.
Como maestra, mi vida ha cambiado y nací de un continuo Desde mudarse de aulas y viajar en autobús por ciudades caóticas pero animadas hasta permanecer pegado a una computadora durante más de 10 horas al día.
Ni siquiera puedo sentarme hoy. Para «nosotros los profesores», las nalgas son una de las primeras víctimas de la cuarentena. Y no hables de ojos y articulaciones.
Parece que recomiendan hacer ejercicio en casa, pero todo el mundo sabe que no es suficiente, especialmente si hay poco espacio. Gracias al tiempo que pasé frente al biombo brillante, rompí la silla y la reemplacé por otra casera, pero no funcionó y tuve que comprarme una especial. , Porque la dureza de la segunda silla me dio dolor lumbar y lumbar.
Bienvenido a la era de las sillas de clase ergo. Ahora bien, esta denuncia, que puede parecer trivial dada la muerte de cientos de compatriotas y los peligros de acercarse a miles de personas, forma parte del discurso de encierro imperante en la red …
Se edita sobre nuestro método en varios lugares como universidades, feministas y clubes literarios. Y es un hecho que se trata de una situación única.
¿Quién imaginó que estaríamos en esta situación hace cuatro meses? «Debe haber testimonio», dicen. «Es un momento histórico». Y está bien. Alguien que hace lo que quiere hacer en una pantalla pequeña.
Sin embargo, los profesores de repente tuvieron que adaptarse a la educación a distancia debido a que la red colapsó, no pudieron controlar adecuadamente la situación del aula (y tuvieron la preparación larga necesaria para ser realmente efectivos) .También es cierto que nuestras horas de trabajo han aumentado significativamente.
Por lo tanto, no puedo sentarme más. Pero estoy pensando en la posibilidad de sacar algo de mi AFP y en la suerte que tengo de hacer un trabajo digno frente a tantos peruanos que nunca gozan de una pensión. Y me atraviesa.
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